Vinicola Naufragium

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La Historia

EN EL AÑO DE 1631

Nueva España

En 1631 ocurrió un terrible desastre marítimo, cuando la flota de Nueva España, cargada de riquezas, partió hacia Sevilla en plena temporada de ciclones.

En la época colonial existió un mecanismo de rutas comerciales llamado Flota de Indias, que desde el siglo XVI hasta el XVIII transportaba tesoros de los virreinatos en América a España como oro, plata, piedras preciosas, cacao y más. Estas embarcaciones salían del puerto de Veracruz, Golfo de México y llegaban hasta la ciudad de Sevilla.

Para que ningún otro país pudiera hacer negocios con las colonias españolas, el comercio estaba fuertemente controlado: por ley solo España podía conectar con ellas. Esto le ayudó a la Corona de Castilla a aumentar su riqueza y a convertirse en el Reino más rico de Europa.

EN EL AÑO DE 1622

Bases en el mar Caribe

Sin embargo, para 1622 este mecanismo económico comenzó a decaer por diversos motivos. Uno de ellos fue que las flotas estaban siendo afectadas por las tormentas y huracanes del Caribe, y en segundo lugar por los piratas que codiciaban los metales preciosos del Nuevo Mundo.

Esto aumentó con la amenaza de otras naciones que lograron establecer bases en el Mar Caribe. Entre ellas se encontraban Inglaterra y Holanda. Esta última tuvo una gran influencia en el extravío del navío en cuestión.

Para protegerse de posibles ataques de piratas o flotas de países enemigos, España estableció que los viajes comerciales entre América y Sevilla debían hacerse en grupo para protegerse unos a otros.
En el caso de la Nueva España, las embarcaciones comerciales eran escoltadas por dos navíos de guerra, almiranta y capitana. En 1630, la capitana de un convoy de 23 embarcaciones era el galeón bautizado como Nuestra Señora del Juncal.

EN EL AÑO DE 1630

El viejo continente

El 28 de julio de 1630, casi dos meses después de la fecha prevista para su salida, Nuestra Señora del Juncal partió desde Cádiz rumbo a la Nueva España con la misión de llevar mercancías del Viejo Continente que debían venderse y distribuirse en esa colonia. Sin embargo, lo más importante para la Corona y los mercaderes era el viaje de regreso, donde se les llevarían riquezas como frutos exóticos, colorantes naturales, cacao, azúcar y metales preciosos, en el galeón también se encontraban generosas cantidades de vino tinto mexicano que servía para calmar la sed y dotar de buen humor a todos los tripulantes en su travesía de regreso.

El vino mexicano por los años 1570 había alcanzado una gran importancia en el virreinato convirtiéndose en una floreciente industria qué debido a las facilidades de elaborar el vino en América, se evitaban los problemas de traslados desde España con sus peligros, corsarios, tormentas, que el vino se echara a perder, o que se dependiera del precio de España.

HERNÁN CORTES

Propulsor del cultivo

Hernán Cortes siendo gobernador de Nueva España fue el gran propulsor del cultivo de la vid en los diferentes estados de la actual República Mexicana pero décadas posteriores el recelo e incertidumbre de productores españoles de verse fuera de mercado por la cantidad de producción de vino mexicano les llevo a presionar a los reyes para que estos ordenaran la pausa de nuevas plantaciones de vid y posteriormente la erradicación de las existentes, quedando solo autorizado pequeñas plantaciones territorio de la iglesia para elaborar vino de consagrar.

Retomando el relato, nuestra Señora del Juncal no era la mejor elección para ser la capitana del convoy. Fue construida en 1622 por el contador Antonio de Ubilla con el propósito de ser una embarcación mercante y no un buque de guerra. Además, su gran tamaño y peso de 660 toneladas la convertían en un galeón torpe y difícil de manejar en las peligrosas aguas caribeñas.
Aun así, el Galeón llegó a San Juan de Ulúa, Veracruz el 5 de octubre de 1630, tras poco más de dos meses de viaje.

OCTUBRE DE 1631

El barco partio

Al llegar a México, los barcos debían esperar por lo menos un año para que los comerciantes pudieran vender sus productos y reunir los que llevarían de regreso a su patria. Sin embargo, una serie de infortunios retrasó la partida de Nuestra Señora del Juncal. La amenaza de los barcos holandeses que mantenían una guerra con España provocó el primer retraso. Después, un día antes de la fecha estimada de partida, falleció Miguel de Echazarreta, capitán de la flota. Tras sortear estos obstáculos, finalmente se temió partir pues ya era octubre, un mes peligroso en el que podían ser afectados por huracanes debido a la extensión de la temporada.

Las autoridades deliberaron y finalmente el barco partió desde Veracruz el 14 de octubre de 1631 rumbo a La Habana, donde habrían de reunirse con la Armada de la Guarda de la Flota de Indias para regresar a España. Pero a los cuatro días de haber zarpado comenzó a afectarles el mal tiempo. De salida, el galeón ya se encontraba en malas condiciones pues contaba con entradas de agua que no habían sido reparadas durante su estancia en México. 

EL DIA DEL NAUFRAGIO

Transportaba un tesoro

También marchaba con sobrecarga, pues además de la tripulación de 300 personas, llevaba con un tesoro cuyo valor se estima en 4 mil millones de dólares (79 mil millones de pesos) constando en monedas de plata y reales, cacao, seda, cuero, tintes, maderas, vino tinto y otros metales preciosos.

Las tormentas debilitaron al galeón y terminaron por inundar sus bodegas. Fue necesario aligerar la carga y cortar el mástil mayor, pero aun así no lograron mantenerse a flote. Después de 10 días de lucha, la mayoría de los buques mercantes lograron regresar a tierra, pero Nuestra Señora del Juncal naufragó y se perdió una noche lluviosa frente a las costas de Campeche. El saldo fue de 39 sobrevivientes que fueron nobles y religiosos los afortunados, se salvaron gracias a una pequeña lancha que también se encontraba en condiciones delicadas.

Haciendo honor a la historia

Haciendo honor a la historia desarrollamos este vino con procesos muy especiales de marca GALEON 1631 que ofrece la total apariencia de un vino de naufragio entre sus inigualables características organolépticas potenciadas por su envejecimiento marino.

 

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